sábado, 28 de marzo de 2009

La botella de agua como símbolo de la estupidez humana

Ayer regresé a mis orígenes universitarios. Hacía mucho mucho tiempo que no volvía a Monte Clérigo. Digamos que ese mucho mucho han sido 2 años (¡cuánta vida en 2 años!). La verdad que no lo echaba de menos; la ciudad no me gustó mucho nunca, sólo el puerto, la muralla y los jardines con pavos reales desde donde se ve el mar... pero me puse a recordar los lugares por donde había pasado, los pisos en los que viví, los supermercados en los que compraba, los chinos en los que cenaba, las tarrinas de chocolate de 50 céntimos, los niños conflictivos que querían cortarme la ropa con tijeras de cortar plastilina, las tostadas de tomate y aceite, mi planta química, el hombre de las camisas de flores, Estanislao, mis geranios, las noches de consola, Fran el traidor, la chica del Hyatt, los tulipanes de Juanvi, mis figuras de plastilina, los sorteos de DVD's, las cuestas, las muestras gratuitas de lentejas, los bailes de flamenco, mi breve e intensa carrera en el teatro, los pequeños manjares, el sushi mediterráneo, las competicines de SingStar, las largas partidas de Risk, las películas en portátil, los cumpleaños sorpresa, las minisandías, los sustos a LaLukas, los gritos, las rutas etílicas, las caminatas a los multicines, el sillón imperial en el pub extraño, los cristales rotos, las uvas en septiembre tirados en la cama... cientos de cosas recuerdo.

¡Cuánta gente conocí esos 3 años que estuve allí! Y ayer vuelvo y... ¡no conocía a nadie! Ha sido una total desconexión temporal. Sólo niños con un 1 delante en la edad. En fin... Puedo decir que Monte Clérigo forma parte total y absoluta de mi pasado.

Aunque estaba bastante cansado, una amiga gris unas pocas veces y colorada las muchas, me convenció para salir un rato y que la acompañara a cenar pasteles de carne en la plaza de los geranios. Por supuesto yo no comí. Al final acabé bebiendo una extraña bebida verde con mi chica colorada mientras hablábamos de música con una pareja de Le Petit Piquey y una chica que vivía en el Pacífico. Regresé a casita y descubrí que el mundo se había desplazado hacía el oeste un número aparentemente absurdo de kilómetros.

¡Cian, rojo, verde, magenta!



¡Necesito inspiración!

2 comentarios:

Decion dijo...

Me quedo con tu frase final, "El mundo se ha desplazado hacía el oeste". Que gran verdad, el mundo se esta moviendo, cuando leas los libros de la torre oscura veras cuanta importancia le da a eso el protagonista.

Es que el mundo se mueve sin que apenas nos demos cuenta. El monte, tu vida universitaria, todo eso se ha movido, veo que has aceptado que es tu pasado. No hagas como esa gente patetica que se queda anclada en el pasado. Ahora tienes una nueva facultad, unos nuevos compañeros (que llevan el 1 delante en su edad, por poco pero lo llevan)cartagena es el pasado. Eso si, es bonita. Como algun cartagenero nacionalista te lea eso pondrá el grito en el cielo.

Ehy! pensando acabo de entender por que tu mundo se ha movido al oeste y no al este (creo), aunque lo logico sería que se hubiera movido al este, da igual (principio de paranoia), jejeje.

Lucifer Efímero dijo...

¿Qué paranoia es esa? :P Tengo curiosidad por saber lo la torre oscura y lo del mundo desplazándose. Para buscar tu rumbo tienes que contar con que el mundo se desplaza jejeje Es una gran verdad a muxos niveles. Io akí lo he usado un poco "artísticamente" jejeje Xke tú sabes dnd studié y el nombre ke pongo en su lugar... Es una tontería, xo me gusta jugar cn esas cosas, meter pekeños "misterios" xa resolver jejeje

No te kedes sin contarme lo del principio de paranoia eh! ;)

PD: CT es bonita x partes jejeje A mí la zona del puerto me encanta. He estado muxas veces sentao x la noxe en el muelle dnd paran los cruceros viendo el mar y la luna y tó eso así medio bucólico jejeje