Vosotras no, Leyes de la Probabilidad

Estoy realmente cabreado. Enfadado. Molesto con el mundo. Volvemos a hablar del mundo como ente inteligente que eventualmente se fija en mi existencia para hacérmela un poco más difícil. También lo podemos llamar entropía. Me lo imagino sentado en su sillón rojo, con su bandeja blanca de compartimentos para distintos grupos de alimentos y un vaso de agua. Mientras cena, ve en la tele mi vida pasar. Ya está todo preparado. Aplaude cuando la primera de las sorpresas me molesta, como esperaba, por supuesto. Y se ríe porque sabe que luego vendrá otra. Y espera ansioso a verme la cara. Qué duda cabe de que habrá más.

Cuando se canse me dejará en paz e irá a por otro. De momento se siente realizado ya que, al menos por hoy, ha contribuido al (des)orden del universo (como está mandado) haciendo que me levante temprano. Espero que se aburra pronto de mí. Mañana café.




Ayúdame diablillo de Maxwell.

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Tengo miedo de ir en autobús un día de mucho tráfico, porque la gente que camina por la calle aparecen una y otra vez por la ventana. Es tan repetitivo.

Agnus Dei

Tras el velo de Tanit

Eram quod es, eris quod sum

Haec ego non multis scribo, sed tibi: satis enim magnum alter alteri theatrum sumus

Días que bueno

El calor ralentiza todo. En días como este parece que todo va más despacio, incluso que el tiempo corre hacia atrás. Se pasan las horas sin hacer nada especialmente útil, a la espera de que pasen las semanas que oficialmente deben pasar sin que uno sienta que es un maula. Que asco de calor. Prefiero mi oscuro y frío invierno.